Tres Springsteen personales (II) (Letra, traducción y vídeo)

No es ninguna novedad contar la dificultad que tiene traducir una letra. Al contrario de lo que pueda pensarse, incluso es más difícil cuanto más te identificas y mejor la conoces, porque eres entonces consciente de todo lo que te estás dejando en el texto castellano (pierdes justo la poesía, que decía tan acertadamente Frost).

En cualquier caso, ya que estamos aquí, algo hay que decir.
Pese a que de lo mejor de Springsteen son sus directos, esta vez prefiero el tema tal cual suena en el disco, por aquello de la memoria personal. La letra, extraída de la página oficial (www.brucespringsteen.net). El crimen de la traducción, como la otra vez, es cosa mía.

Downbound train

I had a job, I had a girl
I had something going mister in this world
I got laid off down at the lumber yard
Our love went bad, times got hard
Now I work down at the carwash
Where all it ever does is rain
Don’t you feel like you’re a rider on a downbound train

She just said «Joe I gotta go
We had it once we ain’t got it any more»
She packed her bags left me behind
She bought a ticket on the Central Line
Nights as I sleep, I hear that whistle whining
I feel her kiss in the misty rain
And I feel like I’m a rider on a downbound train

Last night I heard your voice
You were crying, crying, you were so alone
You said your love had never died
You were waiting for me at home
Put on my jacket, I ran through the woods
I ran till I thought my chest would explode
There in the clearing, beyond the highway
In the moonlight, our wedding house shone
I rushed through the yard, I burst through the front door
My head pounding hard, up the stairs I climbed
The room was dark, our bed was empty
Then I heard that long whistle whine
And I dropped to my knees, hung my head and cried

Now I swing a sledge hammer on a railroad gang
Knocking down them cross ties, working in the rain
Now don’t it feel like you’re a rider on a downbound train

 

Un tren a ningún sitio

Una vez tuve un trabajo y una chica.
Por fin algo me iba bien en este mundo, amigo.
Me despidieron de la fábrica,
nuestra relación empeoró, eran tiempos muy duros.
Ahora trabajo en el lavado de coches,
donde siempre está lloviéndome.
¿No te sientes como un pasajero de un tren a ningún sitio?

Ella solo me dijo: «Joe, me tengo que ir;
lo tuvimos en algún momento, pero ya no.»
Hizo las maletas y me dejó atrás.
Compró un billete para una línea central.
Por las noches, cuando duermo, escucho ese silbido quejumbroso
y siento sus besos en la neblinosa lluvia,
y me siento como un pasajero de un tren a ningún sitio.

La noche pasada escuché tu voz.
Estabas llorando, llorando; te sentías tan sola.
Decías que tu amor nunca murió,
que me estabas esperando en casa.
Me puse la chaqueta, corrí por el bosque,
corrí hasta que creí que mi pecho iba a explotar.
Allí, en el claro, más allá de la autopista,
bajo la luz de la luna, brillaba nuestra casa de recién casados.
Atravesé el jardín a toda prisa, eché la puerta abajo,
mi cabeza martilleaba con mis latidos, subí las escaleras…
La habitación estaba a oscuras, nuestra cama vacía.
Entonces oí ese largo silbido quejumbroso,
me derrumbé en el suelo, puse mi cabeza entre mis brazos y lloré.

Hoy soy el del martillo en la cuadrilla del ferrocarril,
golpeando esas traviesas cruzadas, trabajando bajo la lluvia.
¿Acaso no sientes que eres un pasajero en un tren a ningún sitio?

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